El proyecto pretende recuperar y poner en valor el camino histórico que unía la Vlila de Gondomar con la Iglesia de San Miguel, en la parroquia de Peitieros. Además del Peto de las Ánimas de Piñeiro, en este camino nos encontramos con una gran carga histórica, que se manifiesta con la existencia de numerosos elementos patrimoniales; como son el Pazo de Troncoso, el Pazo de Piñeiro, el canal del Gallés y diversas fuentes y lavaderos.
El Peto de Ánimas se encuentra en el cruce de dos caminos, adosado a un muro de mampostería tradicional del cierre de la parcela de una vivienda. El espacio urbano de su entorno se encontraba en mal estado de conservación y sin unos valores de urbanización acordes al valor histórico y artístico que le correspondían al propio Peto. No contaba con una zona de protección de los vehículos que discurrían por el camino.
Tras el comienzo de la ejecución de las obras de urbanización se excava al lado del Peto y se detecta que la base del mismo se encuentra aproximadamente a 85 cm por debajo de la cota actual del camino. Este descubrimiento provoca que el proyecto inicial tenga que adaptarse a esta nova realidad, incluyendo un nuevo objetivo a la actuación que es el de devolverle el Peto a la escala que tenía originalmente sobre el espacio público.
El nuevo proyecto crea un espacio de protección en el entorno del Peto de Ánimas, situándose la cota inferior del camino actual. Se crean dos accesos a la plaza refundida mediante dos peldaños, y se marca con la plantación de tres acebros.
Al ejecutar la plaza refundida se crea una grada con la instalación de dos plataformas de madera a modo de banco.
El pavimento se resuelve con granito silvestre, de características similares a los muros existentes e hormigón fratasado a mano con áridos de cuarzo.
Las soluciones constructivas se integran con los elementos patrimoniales del entorno.