La Fundación Juana de Vega apoya la comercialización de los olivos autóctonos gallegos para el desarrollo del sector

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Oleiros, 16 de enero de 2019.– La Fundación Juana de Vega fomenta la comercialización de los olivos autóctonos gallegos, Brava gallega y Mansa gallega, en un proyecto que tiene una duración de cuatro años y cuyos primeros resultados de cara a la comercialización fueron presentados hoy en la delegación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con la transferencia de material a los viveros “A Revolta” (A Coruña) y Costa de Lóngaras (Lugo) lo que concede a ambos una licencia no exclusiva para la multiplicación y comercialización de planta de las dos primeras variedades de olivo autóctono gallega.

Enrique Sáez, presidente de la Fundación Juana de Vega, afirmó que «hoy es un día histórico para Galicia» debido a la importancia que supone poner en el circuito comercial olivos autóctonos de Galicia «con todas las garantías y libres de virus». Esta medida contribuirá «al desarrollo del sector olivareiro gallego, apoyándose en la diferenciación como elemento competitivo frente a otros operadores de mayor volumen y tradición», añadió Sáez.

En 2017, la Fundación Juana de Vega decidió impulsar los estudios sobre los olivos gallegos a través del proyecto “Apoyo a la consolidación en el mercado de aceites gallegos de calidad, mediante el uso de variedades de olivos autóctonas de Galicia”, con una duración de cuatro años (hasta 2021) y con una financiación que corresponde en exclusiva a la Fundación con más de 250.000 euros.

La entidad también colabora muy estrechamente con la Xunta de Galicia, informando sobre los avances de los trabajos y acercando las informaciones necesarias para la legalización y reconocimiento de las variedades, organización del sector olivarero gallego…

Gracias a esta investigación, el CSIC pone a disposición de los viveros los conocimientos técnicos y el know- how relacionado con el material vegetal que pueden ser necesarios para su multiplicación y explotación comercialización por parte de las empresas y que el registro de ese material en los distintos territorios como variedad comercial, protegida o como marca, en nombre del CSIC. Regula todas las cuestiones relativas al uso del material, ámbito territorial del acuerdo, duración, condiciones económicas, confidencialidad en el intercambio de información y derechos de propiedad industrial sobre cualquier resultado que se pueda obtener con estas nuevas variedades vegetales, entre otros aspectos.

El acto contó también con las intervenciones, por parte del CSIC, de la vicepresidencia adjunta de Transferencia del Conocimiento, Ángela Ribeiro Seijas; del delegado institucional en Galicia, Eduardo Pardo de Guevara y Valdés, y la jefa del grupo de Viticultura de la MBG, Carmen Martínez Rodríguez. Por parte de ASVINOR, acudió su director técnico, Santiago Ramos, y por parte de APAG, su portavoz y miembro de la directiva, Elvira Blanco.

Ángela Ribeiro recalcó “la importancia que está teniendo la transferencia de tecnología del CSIC en los últimos años y, muy especialmente, en el área de Ciencias Agrarias, donde se pasaron de firmar 14 acuerdos de licencia para la explotación de variedades vegetales en el período 2012-2014 a 50 en 2015-2017”. “Estos acuerdos no solo incluyen la recuperación de variedades autóctonas, sino también la obtención de nuevas variedades. Además, en los últimos años se dio un paso importante en la internacionalización de las variedades del CSIC, firmando acuerdos de multiplicación y explotación con viveros de Italia, Grecia, Turquía, Sudáfrica, Argentina y Chile”, dijo.

Carmen Martínez destacó que “tras la transferencia de estas variedades, ya reconocidas por el Ministerio, continuamos trabajando con el resto para irlas registrando y posteriormente transfiriendo a estos u otros viveros, con el fin último de que lleguen a los olivareros”.

Brava gallega y Mansa gallega fueron reconocidas oficialmente en octubre de 2017, tras seis años de investigación. Desde hace dos años, los científicos del CSIC responsables del trabajo del olivo autóctono gallego cuentan para este proyecto con el apoyo y financiación de la Fundación Juana de Vega. Como resultado de las dichas investigaciones, el CSIC es propietario de diversos ejemplares seleccionados y ampliamente estudiados, de distintas variedades de olivo autóctonas de Galicia, siendo Brava Gallega y Mansa Gallega las primeras en ser comercializadas. Aunque el material vegetal transferido en este momento saldrá al mercado como planta estándar, fue sometido a los análisis de virosis que marca la normativa (ArMV, CLRV, SLRSV, CMV) y se garantiza que la planta entregada está libre de virus.

Tanto para estas dos variedades como para las que serán transferidas en el futuro, en colaboración con la Xunta de Galicia y el Ministerio, se iniciará el proceso de certificación pertinente, que marca la normativa legal y que tiene una duración mínima de cuatro años.

España cuenta con alrededor de 1.200 variedades de olivo descritas, representa la mayor diversidad del mundo con este cultivo y es también el primer país en superficie cultivada, con el 62% del total concentrada en Andalucía. En Galicia, la existencia de olivos y su cultivo se extiende por el sur de la provincia de Lugo, el sur de la provincia de A Coruña, y distintos puntos de las provincias de Ourense y Pontevedra.

Los viveros A Revolta y Costa de Lóngaras recibieron la licencia para la multiplicación y comercialización de las variedades Brava y Mansa.

La Fundación Juana de Vega financia íntegramente el proyecto, que tiene una duración de cuatro años, con más de 250.000 euros y que desarrolla la Misión Biológica de Galicia del CSIC