La Casa da Cultura Salvador de Madariaga acogió hoy la inauguración de la exposición “Juana de Vega, Condesa de Espoz y Mina (1805-1872): hacer en el siglo”, organizada por la Fundación Juana de Vega con motivo del 150 aniversario del fallecimiento de la ilustre coruñesa, que desarrolló una intensa actividad benéfica y social, una mujer progresista y liberal, avanzada para su época, y que dejó una gran impronta no solo en la ciudad de A Coruña sino también en toda Galicia y resto del Estado.

La muestra itinerante sobre la vida y la trayectoria de Juana de Vega abarca desde su nacimiento en 1805 en A Coruña hasta su fallecimiento en 1872 en esta misma ciudad. La exposición inicia su recorrido en la ciudad de A Coruña, en la que permanecerá abierta hasta el 21 de enero. Posteriormente rotará por las principales ciudades de Galicia, recalando además en Monforte de Lemos, tierra de la madre de Juana de Vega, y en Mondoñedo, de donde era originario su padre.

En la exposición, distribuida en 20 paneles, se recorren las andanzas de su familia, la guerra y la política de principios del siglo XIX, su casamiento con el héroe de la Guerra de Independencia, Francisco Espoz y Mina, y su casamiento. También el exilio, los ataques sufridos por el militar navarro y su muerte, que la convierten en la “viuda eterna”. Mas esto no fue óbice para que desarrollara su faceta humana e intelectual a lo largo de los años. Desde su función como niñera de la Reina Isabel II hasta la fundación de hospitales y hospicios o su influencia en los círculos de poder para alcanzar siempre el fin de ayudar a los más necesitados.

La Asociación de Señoras, el Hospital de la Caridad, el Asilo de la Mendicidad y la Casa de la Compasión son algunas de las instituciones que contribuye a crear y, sobre todo, mantener. Juana también participó activamente en las iniciativas políticas liberales que se dieron en la ciudad herculina y Galicia. Por su tertulia de la calle Real pasaron políticos, periodistas e intelectuales. Figuras como José Pardo Bazán, Vicente Alsina, Hipólito Otero, Montero, Telinge o Arias Uría se encontraban entre sus amistades. Su implicación, siempre informal, en el manejo de las decisiones políticas que afectan a los progresistas herculinos continúa como mínimo hasta 1868, mas también sus contactos con los primeros espadas del partido a nivel estatal, en especial con Salustiano Olózaga.

Fue considerada como una heroína por su lucha contra el cólera, una de las dolencias más mortales del siglo. También destacó en la defensa de la memoria de su difunto marido, preservando su legado y protegiendo su recuerdo. Juana muere el 22 de junio de 1872 con 67 años. Deja un testamento detallado y sistemático. Sus últimas voluntades incluyen el reparto bien ordenado de sus bienes entre familiares, amistades muy queridas y diferentes instituciones.

Finaliza la exposición con una referencia a la Fundación Juana de Vega, que fue constituida por vía testamentaria con el objetivo de crear una escuela teórico-práctica de agricultura en la casa de verano en San Pedro de Nós en Oleiros (A Coruña).

Colaboraciones
La exposición, organizada por la Fundación Juana de Vega, cuenta con el patrocinio de la Consellería de Cultura, Educación, Formación Profesional e Universidades, y la colaboración del Ayuntamiento de A Coruña, la Universidad de Santiago de Compostela y más de una veintena de instituciones públicas y privadas, desde museos a archivos hasta centros de documentación y bibliográficos que durante este siglo y medio guardaron, conservaron y catalogaron los fondos que tan generosamente Juana de Vega nos legó.

Además de la muestra itinerante, a lo largo de este año se celebraron diferentes actividades alrededor de la figura de esta ilustre mujer, como el congreso internacional “Contemporáneas: políticas, trabajadoras y hacedoras de sociedad”, destinado al estudio del papel de la mujer en la sociedad, o la publicación de una amplia y documentada biografía de Juana de Vega, de la que es autor el historiador y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, Xosé Ramón Veiga.