Una investigación promovida por la Fundación Juana de Vega recupera el Branco Lexítimo y el Agudelo de la zona de Betanzos, que podrán comercializarse con estas denominaciones.

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Oleiros, 5 de abril de 2011.– La Fundación Juana de Vega, ha culminado un largo, ambicioso y complicado proyecto que tendrá como beneficiarios al sector vitivinícola de Betanzos y al vino gallego en general. La investigación promovida y financiada por esta entidad se inició en el año 2007, con el fin de recuperar las variedades Branco Lexítimo y Agudelo, y estudiar su potencial para la producción de vinos blancos de calidad.

Esta investigación, en la que participaron la Misión Biológica de Galicia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (EVEGA), organismo este último que depende del INGACAL, junto con la Asociación de Viticultores y Bodegueros de Betanzos y Comarca, tuvo como resultado la inclusión de las variedades Branco Lexítimo e Agudelo en el Registro de Variedades Comerciales. De este modo se permitirá su comercialización, lo cual hasta ahora era imposible al no figurar en el registro de la Oficina Española de Variedades Vegetales. El objetivo conseguido contribuirá al incremento de las rentas de los viticultores de la zona y a un mayor desarrollo de las áreas rurales de la Comarca de las Mariñas y Betanzos. Además, es un paso más en la recuperación de la riqueza biológica de Galicia, que ve reconocidos unos productos que, sin esta investigación, no podrían salir de la esfera doméstica, señala José Manuel Andrade, Director de la Fundación Juana de Vega.

Los resultados de este estudio serán plasmados en un libro, que se distribuirá de forma gratuita a viticultores de Betanzos y a su comarca. Todos los datos de la investigación estarán a disposición de los productores para que puedan proceder al proceso de reconocimiento y legalización de estas variedades y para que puedan ampliar su cultivo conociendo los rendimientos que dan según las zonas elegidas y los sistemas agrícolas que se empleen.

La orden por la que se dispone la inscripción definitiva en el registro de variedades comerciales de estas dos castas salió publicada en el BOE con fecha del 24 de marzo de 2011.

El trabajo liderado por los investigadores Carmen Martínez (CSIC) e Ignacio Orriols (EVEGA), se inició con su marcado, por parte del grupo del CSIC, de un total de 346 cepas de las castas indicadas en distintos viñedos situados en Betanzos, Bergondo y Paderne, que fueron sometidos posteriormente a un completo estudio ampelográfico y análisis de ADN, con el objetivo en primer lugar, de verificar la autenticidad de varietal. Durante los cuatro años de la investigación, las cepas que no fueron descartadas fueron sometidas a un seguimiento a lo largo del periodo vegetativo, hasta su vendimia y posterior vinificación, y estudiadas desde un punto de vista agronómico y enológico. Con el objetivo de poder interpretar con precisión los resultados obtenidos, los investigadores contaron con estaciones agroclimáticas sobre el terreno.

Los estudios demostraron que la casta Branco Lexítimo, cultivada en Betanzos, es la misma que el Raposo del Barbanza, el Branco Pais de Negueira de Muñiz y el Albarín Blanco y Blanco Verdín de Asturias, se trata de una uva autóctona del noroeste peninsular, muy minoritaria pero bien adaptada a las condiciones climáticas de estas zonas. Que se sepa, no existe en ningún otro lugar del mundo. Por otro lado, el Agudelo resulto ser una variedad muy extendida en Francia, el Chenin Blanc, que en España se cultiva a pequeña escala en algunas denominaciones de Origen de Cataluña. No obstante, a pesar de ser castas cultivadas tradicionalmente en Betanzos como Branco Lexítimo e Agudelo, estos nombres no estaban reconocidos en la Lista de Variedades de Vid Comerciales, por lo que legalmente no pueden ser plantadas las cepas, ni etiquetados el vino bajo estos nombres.

Los investigadores del CSIC destacaron del Branco Lexítimo su ciclo vegetativo corto, que madura antes que el resto de las variedades, y que cuando alcanza plena madurez, adquiere un muy característico sabor a miel. Del Agudelo, subrayaron su mayor productividad, pero también que es más tardío y mucho menos aromático. Los datos climáticos recogidos en el estudio confirman que no todas las zonas de Betanzos son adecuadas para la obtención de vinos de calidad, y que deben ser cuidadosamente escogidas.

En cuanto a los estudios enológicos, los resultados obtenidos con Branco Lexítimo muestran para esta variedad un gran potencial aromático y un elevado grado alcohólico (en general superior a los 12 grados). Además, el hecho de que no sea una variedad excesivamente ácida, la hace interesante desde el punto de vista organoléptico. El Branco Lexítimo es apreciado por los viticultores y expertos por los buenos resultados que proporciona solo o en combinación con otras uvas gallegas.

Los vinos obtenidos de Agudelo presentaron desequilibrio. El grado alcohólico fue moderado (inferior a los 12 grados) mientras que la acidez fue alta. Esto es debido a que la citada variedad no alcanzó niveles de maduración óptimos en las parcelas estudiadas siendo necesario implantar técnicas de cultivo en los viñedos que permitan mejorar las maduraciones, incluyendo la elección de una zona de climatología más favorable. Respecto a los compuestos aromáticos, la variedad Agudelo es neutra, con bajos contenidos en compuestos aromáticos volátiles.

Fuente: Fundación Juana de Vega

Estas variedades de cultivo ancestral no estaban registradas en la Oficina Española de Variedades Vegetales, pero gracias al trabajo de un equipo del CSIC y al EVEGA, impulsado y financiado por la Fundación Juana de Vega, se reconoce ahora estos vinos y se permite su etiquetado