Un estudio coruñés gana el Premio Juana de Vega de Arquitectura 2013, que celebra su décima edición

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Oleiros, 30 de octubre de 2013.- La sede de la Fundación Juana de Vega acogió esta mañana el acto de lectura del fallo y entrega del Premio Juana de Vega de Arquitectura 2013. Una cita muy especial ya que este año el certamen cumple su décima edición, consolidado como uno de los más destacados del sector y creado por la Fundación Juana de Vega para reconocer la labor de los arquitectos que, con sus proyectos, contribuyen a la mejora de calidad paisajística de Galicia. Este galardón, de carácter anual, es el de mayor dotación que se convoca en la comunidad para proyectos de arquitectura. En él se premia la mejor vivienda unifamiliar, tanto de nueva planta como de rehabilitación, terminada en el año natural anterior a la convocatoria, en este caso 2012.

En el acto estuvieron presentes el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia, Antonio Maroño, que actuó como presidente del jurado, así como el presidente de la Fundación Juana de Vega, Enrique Sáez. Ambos destacaron la gran proyección y prestigio alcanzados por este certamen en sus diez años de vida y pusieron de manifiesto la altísima calidad de los trabajos presentados en esta edición, lo que ha hecho muy difícil elegir la obra ganadora. «Existe una crisis de promotores, pero no de creatividad en la arquitectura», proclamaba en este sentido Antonio Maroño. También llamaron la atención sobre la tendencia actual cada vez más presente en la arquitectura hecha en Galicia y por tanto en los diseños que se presentaron al certamen, de recuperar viejas edificaciones del rural gallego y ponerlas en valor fusionando arquitectura moderna y de calidad. En este sentido, recordaba Enrique Sáez que Galicia es una comunidad que históricamente ha tenido una alta densidad de población en el rural, pero el éxodo masivo a las ciudades ha dejado muchas casas en estado de abandono. Por tanto, celebró que se esté recuperando ese patrimonio y devolviéndole el puesto que le corresponde en el territorio gallego.

Galardonados

La encargada de leer el acta del jurado fue Isabel Aguirre, directora de la Escuela Gallega del Paisaje de la Fundación Juana de Vega.

Premio

La vivienda ganadora del Premio Juana de Vega de Arquitectura está situada en Redonda (Corcubión) y sus autores son Juan Creus y Covadonga Carrasco, cuyo estudio está en la Ciudad Vieja de A Coruña. El jurado destaca que se trata de un proyecto maduro que consigue integrar muy bien un edificio nuevo en un espacio de una edificación preexistente, respetando el volumen y la fachada originales y la harmonía del conjunto de casa, terreno y edificaciones auxiliares. Así, destaca elementos como la galería posterior en mármol, que sustituye a la del volumen original, que abre espacios interiores al espléndido paisaje sobre el Cabo Finisterre, los patios y terrazas situados a ambos lados de la casa que facilitan los accesos a su entorno de huerta y jardines que descienden hasta el mar y la inclusión de elementos preexistentes, como el hórreo y los muros, cuidando su valor histórico y aprovechando las posibilidades de uso de la casita del jardín.

Accésit

Los accésit fueron concedidos a dos viviendas. La primera de ellas está situada en la Urbanización Pazo de Ramirás, 61 (Ourense), del arquitecto Quico Jorreto. Se trata de una obra nueva, con vistas al Miño, que combina muy bien una presencia plástica poderosa con un uso racional de los espacios interiores, limpios y bien distribuidos. Los sistemas de cierre de las superficies cristaleras permiten seleccionar varios ambientes, entre la total apertura y el recogimiento presidido por los pequeños arces del jardín interior. El agua de la piscina, sobre la cubierta y a los lados de la pérgola de entrada, es también un elemento constructivo más, que dialoga con el hormigón, vidrio y acero.

El otro accésit fue para una casa en el lugar de Portanova, Coeses (Lugo) del arquitecto Emilio Rodríguez. Confluyen en ella dos usos: vivienda y taller de artes plásticas. El edificio ocupa el espacio de una casa rural integrada en una aldea de gran valor etnográfico, contribuyendo a darle nueva vida. El proyecto combina la recuperación de los muros de piedra de la finca, con una construcción de hormigón recubierta de una fachada de madera de arce, que va adquiriendo un color gris característico y que armoniza con los muros. La eficiencia energética de la obra se completa con el diseño de huecos pequeños al norte y la apertura de ventanas amplias al pequeño jardín.

Menciones especiales

Con respecto a las dos obras de interés especial que el jurado quiso destacar, resalta una vivienda unifamiliar en la Ribeiriña (Pobra do Caramiñal) del arquitecto Iñaki Leite. Una construcción abierta al mar, limitada por un solar pequeño y con fuerte pendiente, cuya calidad destaca especialmente por el uso de madera reciclada proveniente de las bateas de mejillón que pueblan la ría vecina y por la eficacia del tratamiento energético.

También destaca el jurado una casa en Tebra (Tomiño) de los arquitectos Guadalupe Piñera y Jesús Irisarri. Se trata de un edificio singular por el elegante diseño de la planta baja y la integración de los muros de piedra de una casa preexistente. Destaca el empleo de diversas capas de materiales que envuelven la casa, y dan pie a juegos de luces y temperatura, así como la cortina envolvente exterior, hecha de aluminio y similar a las que se usan en los invernaderos de la zona.

El Jurado

Los integrantes del jurado de esta décima edición fueron el decano del COAG, Antonio Maroño Cal (presidente); la directora de la Escuela Gallega del Paisaje, Isabel Aguirre (secretaria) y los vocales Enrique Sáez (presidente de la Fundación Juana de Vega); Fernando Agrasar (director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UDC), así como Gonçalo Byrne, Salvador Fraga, Manuel Caamaño y Xavier Seoane.

El jurado quiso subrayar que, durante la década que lleva existiendo el premio, se observa una continua mejora de las soluciones empleadas para crear viviendas unifamiliares, lo que refleja el esfuerzo de los arquitectos por ofrecer soluciones de diseño moderno, adaptadas la realidad de cada caso, -incluido en muchos casos el respeto a edificaciones preexistentes-, pero también la evolución de las pautas sociales que hacen que los promotores de las casas conecten a menudo con las nuevas tendencias de la arquitectura gallega. En esta confluencia está la clave de que, a pesar de la crisis del sector de la construcción, el número de obras presentadas al premio se mantenga alto y que la tarea del jurado para tomar decisiones sea, cada vez, más complicada por la alta calidad de los trabajos.

La Fundación Juana de Vega destacó la madurez y la puesta en valor del patrimonio construido en la vivienda unifamiliar situada en Redonda (Corcubión), de los arquitectos Juan Creus y Covadonga Carrasco, que tienen su estudio en la Ciudad Vieja de A Coruña.

Recibieron un accésit Emilio Rodríguez, por una vivienda situada en Coeses (Lugo) y Quico Jorreto, por su obra situada en Ourense.

Tanto el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia, Antonio Maroño, como el presidente de la Fundación Juana de Vega, Enrique Sáez, destacaron la altísima calidad de las obras presentadas y la tendencia a poner en valor edificaciones abandonadas en el rural gallego fusionándolas con arquitectura moderna y de calidad.