La flor más vitalista de Galicia

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Las camelias apenas tienen secretos para María del Pilar Vela, investigadora de la Estación Fitopatolóxica do Areeiro, en Pontevedra. Es autora de la primera tesis en Europa sobre esta planta, de la que existen 280 especies y 32.000 variedades solo para la Camellia japonica, objeto de este trabajo. En su tesis, presentada en la Universidade de Santiago, Vela condensa los hallazgos de diez años. Desgrana el ciclo natural de estas camelias, definiendo sus estadios vitales; la duración de su brotación y su floración, y los indicadores morfológicos y de ADN de un alto número de cultivares -variedades no silvestres-.

Vela contagia su entusiasmo por la que definió como una de las plantas más interesantes de Galicia. Su tesis va más allá de las meras conclusiones para la comunidad científica. Supone una revolución en el cultivo y venta de la camelia japónica. Viveros y diseñadores de jardines cuentan ahora con un trabajo exhaustivo, que no deja nada a la improvisación.

Como si de un Linneo del siglo XXI se tratase, Vela codificó la escala de crecimiento y madurez de la camelia japónica adaptándola al BBCH, un código reconocido internacionalmente para especies vegetales de interés comercial. Era un terreno totalmente virgen para la clasificación de esta planta. Asimismo, se prestó un especial interés a la duración de la floración y la brotación de las camelias. Así, pudo demostrar que algunos cultivares florecen antes que en otros países y desde ahora se pueden seguir estos procesos en 54 distintas variedades.

El informe sobre el ADN también es pionero, porque en la estación del Areeiro, dependiente de la Diputación de Pontevedra, se diseñó el perfil que los investigadores pueden seguir para detectar los indicadores genéticos y los descriptores físicos de esta planta.

¿Consecuencias prácticas? Múltiples. «Esta tesis es vital para los productores y algunos ya la utilizan», explicó Vela. Al conocer el ciclo de la camelia, se puede determinar el momento idóneo para el pinzado y la aplicación de productos fitosanitarios. Al procesar el ADN, los viveros podrán ofrecer sus productos con etiquetas muy precisas sobre la variedad en cuestión y que orienten a sus compradores sobre los meses de floración. De esta forma, por ejemplo, en el diseño de un jardín se podrán garantizar árboles en flor, de forma sucesiva, diez meses al año.

Fuente:La Voz de Galicia

Un estudio desvela los secretos de la genética de la camelia japónica